¿Y si tu mejor cliente realmente es el peor?

Cuentan que hubo un maestro que iba de pueblo en pueblo con un aprendiz ayudando a la gente.

Así llegaron a un pueblo y pararon a tomar una cervecilla en la taberna local, preguntando por los lugareños, les llamó la atención la historia de una familia cuya vida giraba en torno a una vaca.

Con las mismas se personaron en su casa, les invitaron a pasar y no tardaron en presentarles a Mariana, su vaca.

Pese a que eran cuatro en la familia, el mejor lugar de la casa era de uso exclusivo de Mariana. Así tenían unos turnos, para lavarla, cepillarla, ponerla la comida y sacarla de paseo. De tal modo que los cuatro no tenían tiempo para trabajar en otra cosa, que no fuera Mariana, Mariana, Mariana y vuelta a Mariana.

¿Por qué lo hacían?

Porque vendían su leche y con lo que sacaban les daba para subsistir a duras penas.

Esa noche tanto el maestro como el aprendiz, fueron invitados a cenar (leche de Mariana) y a pasar la noche con ellos.

Cuando el maestro comprobó que todo el mundo dormía, despertó al aprendiz y le hizo que se vistiera sin armar ruido.

Antes de salir de la casa pasaron a ver a la vaca, dormía plácidamente.

El maestro sin mediar palabra y ante el asombro de su aprendiz, sacó su puñal y en absoluto silencio mató a la vaca.

Juntos salieron huyendo de allí y cuando estuvieron lo suficientemente lejos, el alumno preguntó.

  • Pero, pero, pero ¿por qué?
  • No quiero que me preguntes más por esto, hasta dentro de un año que volveremos aquí.

El aprendiz hizo caso al maestro, con lo que un día llevó a otro y este a otro. Llegado el año, se plantaron de nuevo en el pueblo y se encaminaron a la casa de la vaca Mariana y su familia.

Cual fue la sorpresa, cuando vieron que la casa estaba totalmente remozada por el exterior. Al salir el dueño, le preguntaron que como había ido aquel año.

  • Pues mire, nada más estar ustedes aquí, no sabemos el como o el por qué, pero el caso es que Mariana fue asesinada. Ello nos sumió en un gran pesar. Sin embargo, a la semana, al ver que ninguno de los cuatro podríamos vivir ya de la leche de Mariana, salimos a buscar trabajo.
  • ¿Y bien?
  • Al poco, estábamos los cuatro trabajando y nuestra vida dio un cambio completo, se abrieron nuevos horizontes para nosotros.

Desde entonces, todo ha cambiado para bien. Ya no estamos pendientes de si vendemos más o menos leche o si Mariana se acatarra. Incluso tenemos unos pequeños ahorros por si algún día pasa algo.

Después de intercambiar unas frases, salieron de allí, el maestro le dijo al aprendiz.

  • En muchas ocasiones, nos agarramos a cosas que creemos que son vitales para nuestra vida y sin embargo esas cosas son las que nos limitan. Si esas cosas desaparecen es cuando crecemos.

Esto mismo que pasa con la vaca, en muchas ocasiones lo veo en el mundo de la empresa, con algún producto, servicio o cliente.

La empresa se agarra a ese producto, servicio o cliente, que apenas es rentable e incluso en ocasiones deficitario y no lo suelta por temor.

Más bien al contrario, lo adoran como esa familia adoraba a Mariana, sin darse cuenta qué igual que le pasaba a la familia con la vaca, esa es su verdadera perdición.

¿Quieres que te ayude a buscar en tu empresa, ese producto, servicio o cliente que es tu Vaca Mariana particular?

Que la fuerza te acompañe.