Creo recordar, que en cierta ocasión, ya rememoramos aquí las desventuras de Publio Clodio Pulcro. Clodio para los amigos, se dedicó a perseguir a Pompeya, (por entonces mujer de Malon Brando, perdón de Julio César) y se coló en una fiesta reservada solo a las mujeres, con afanes cuanto menos sospechosos.
No obstante la prensa del corazón de la época (Ciceron) difundió por Roma que había yacido (entonces se decía así) con la mujer del tal Julio. Con lo que el presunto ofendido (se tiraba años por ahí guerreando, con lo que es natural que su pobre mujer, a falta de la “Terelu”, buscara otros “entretenimientos”) repudió a Pompeya Sila con la lapidaria frase de que “la mujer del César no solo ha de ser honrada sino también parecerlo”.
Y viene esto a colación con la situación que vive este país. País, nación, estado o como queramos definirlo, pero que al fin y al cabo, además de serlo, ha de parecerlo. Porque no sabemos “si ser, ser eres” (tío la Vara dixit). Pero parecerlo, parecerlo, no lo parece, puesto que cuando hablamos de Ayuntamientos, sin ir más lejos, estos acumulan una ingente deuda con sus proveedores, se elabora un plan de pagos, y se les exige a estos, que renuncien a costas, intereses y encima que hagan una quita. Digamos que lo de la puta y la cama en versión municipal viene a ser así: te debo un pastón, has pagado el IVA de las facturas que te debo, te obligo en muchos casos a que me sigas trabajando y si quieres cobrar, renuncias a tus derechos, me reduces la deuda y puede que de aquí a un par de meses o tres, te pague con el dinero que le hemos dado a los Bancos al 1 % de interés y todos les vamos a pagar al 6 o el 7 %.
¿Esto es propio de un régimen democrático que respeta las libertades?
Los empresarios y sus trabajadores, cuando trabajan para la Administración ¿tienen que perder el respeto a sus derechos?
Tampoco sabemos “si ser, ser son”, pero al menos no lo parecen, los dirigentes de una entidad a la que se han inyectado cerca de 900 millones de euros y ni con esas consigue mantener unos adecuados ratios de solvencia. Se intenta una fusión con otra entidad y sus dirigentes están poniendo pegas al acuerdo de fusión porque verían limitado (¿?) su sueldo a 600.000 euros al año. Si, CIEN MILLONES DE PESETAS, AÑO SI Y AÑO TAMBIÉN.
¿Es esa la misma entidad que gastó un pastizal en inaugurar una oficina en Washington, oficina que hoy 21 meses después todavía no ha abierto?
¿Qué matrimonio, residente en dicha ciudad presidió la inauguración? ¿A qué precio?
Y como hay muchos que casos que no sabemos tampoco “si ser, ser son” o “si ser, ser ERES” (lo siento Griñán, se me ha escapado) y que todos tenemos en la memoria, los dejaremos para futuros rememorados y mientras no dejaremos que “el reloj y el calendario, nos impidan ver que cada momento de nuestra vida es un milagro y un misterio” H.G. Wells. Que la fuerza os acompañe.