Con la aparición de la LOSE y la desaparición de la EGB, además de aparecer y padecer graves deficiencias en el sistema educativo, también hace su aparición Rafaela Aparicio (menudo lío), perdón la “Semana Blanca». Ésta es un nuevo tipo de semana que tiene en común con la Santa, que las madres y padres se vuelven locos para ver dónde pueden colocar a los niños pequeños en los días laborables. Así, cuando no se encarga de ellos “la niñera electrónica» (televisión o videojuego) tienen que ser las abuelas, sobrinos o vecinos los que desarrollen esta labor lúdíco-educativa en tales semanas.
Pero este año, por sorpresa, una vez superada la versión normal y por tanto “light» de la susodicha semana, apareció a partir del día 26 de febrero y hasta el 5 de marzo, una nueva versión 2.0, en esos “8 Días de Oro» (se nota que me ha untado un centro comercial que empieza por “el» y termina por “inglés»).
En esta semana blanca, ha habido zonas que han pasado de ser Disney a la Casa del Terror (Mascherano dixit), pero sin embargo en el resto la vida sonríe, aunque llueva hace buen tiempo, la crisis ha pasado a segundo plano, la prima de riesgo baja, el Ibex sube y el Dow Jones marca máximos históricos.
Da igual que Rajoy haya pasado de vanagloriarse de cerrar un déficit al 4,5% en 2012 a hacerlo con uno en el 6,7%. Lo mismo nos da que Cospedal nos diga un día una cosa sobre Bárcenas y a la semana que viene lo contrario, según se atasca con “la parte contratante de la primera parte».
En esta “Semana Fantástica» (otra cuñita para conseguir el sobre) la gente se muere en las salas de espera de Galicia (suponemos que en los demás sitios también) o después de operarse en Cuba, como el caudillo de la octava isla canaria (Venezuela), pero nada de esto tiene trascendencia al lado de lo que de verdad importa: EL FÚTBOL.
Sí, EL FÚTBOL, así en grande y todo con mayúsculas, porque no hemos de olvidar, que como se ha dicho infinidad de veces, el fútbol es lo más grande de las cosas pequeñas y que no es cuestión de vida o muerte, es algo mucho más importante que eso.
El FÚTBOL es un sentimiento, un estado de ánimo que nos lleva a los madridistas, pese a seguir sufriendo a Mou, pese a ver cómo se dedica a vender su personaje de manera zafia, burda y “cuasirrastrera» en la Gran Isla, a mostrar una sonrisa de oreja a oreja y a encontrarnos con la misma satisfacción que tiene el estreñido después de usar un laxante.
Seguramente, volverán tiempos peores, nos recordarán los “nosécuantos» puntos en liga, o el posible penalti o la expulsión, e incluso, seguramente, Mou recupere su verdadera cara y nos vuelva a dejar en ridículo con su mala educación y puede que, seguramente, nos volvamos a dar cuenta que el Madrid “no juega ni a la taba». Pero en lo que esto pasa o no pasa, que nos quiten lo bailo. Esta Semana Blanca no la olvidaremos en mucho tiempo.
Que la fuerza os acompañe.