En más de una ocasión he confesado que soy un apasionado del fútbol. Madridista por más señas. De hecho, me gusta contribuir cada año a la causa. Así llevo desde el año 1988, comprando la camiseta del primer equipo del Real Madrid. Este año, me hecho con la fucsia, puesto que siempre he sido muy femenino. Eso sí, todas y cada una de esas 22 camisetas, compradas en “original”, nada de falsificaciones.

Camiseta Rosa del Real Madrid. Imagen sacada de milanuncios.com

Camiseta Rosa del Real Madrid. Imagen sacada de milanuncios.com

Incluso el año pasado, tuve una incidencia con la dependienta de la tienda. Pretendía hacerme un descuento en la misma de un 5 %. Con gran indignación, como es lógico y normal, no lo admití. Un producto del Real Madrid, no admite descuentos de ningún tipo. Ante mi insistencia y con extrañeza, la dependienta hubo de buscar a su superior, para que le autorizara a cobrarme la camiseta a su precio sin descuento. Ambos me dijeron (aunque yo, como buen madridista, no les creo) que nunca les había pasado un hecho así.

En cualquier caso y muy a mi pesar, he de reconocer que últimamente ando algo alicaído al respecto. Habrá quien piense, que es por cuestiones deportivas. Y claro pensará que no es para tanto, que al fin y al cabo, acabamos de ganar la Décima y que si no hemos empezado bien lo vamos a enmendar. Pero esta cuestión no me admite ninguna duda. Creo que al final, estaremos ahí en la pomada en todas las competiciones y seguramente terminaremos “tocando pelo¨”.

 

Lo que me aflige y hace que tiemble mi fe en el madridismo, es la grosera ostentación que he estado viendo en algunos miembros de mi equipo (aunque ocurre en todos los equipos). Ostentación que causa admiración en algunos, con deseosos de “fotearse” con el futbolista de turno y su “cochecito”.

En lo que a mí respecta, siento vergüenza y pena.
Vergüenza y pena, porque unas veces acude Benzema con su Bugatti Veyron, otras Arbeloa con un Morgan 3 Wheeler y otras quizá Cristiano, Messi, Xavi Hernández, Koke o cualquier otro, con un vehículos de varios millones de euros.

Esta gente, pagada de sí misma, pero realmente pagada por todos, no piensa en los demás. Puesto que si pensaran y tuvieran un mínimo de delicadeza, caerían en la cuenta de que un humilde “mileurista”, necesitaría el salario de 142 años, para poder adquirir ese coche. Y que ese humilde “mileurista”, seguramente se deje una parte de su salario en pagar “la tele de ricos” o su abono, para poder verles a ellos jugar y por tanto para pagarles.

No estoy criticando lo que se les paga. No es eso, creo que cada uno cobra lo que el mercado está dispuesto a pagarle y si han conseguido esos contratos, “ole sus narices” (por no decir otra cosa). Lo que no me parece bien, es la ostentosa exhibición de riqueza ante los ojos de aquellos que al fin y al cabo, son los que les dan de comer.

Que la fuerza os acompañe.