Along time ago in a galaxy far… Que me lío. Empiezo de nuevo: Hace ya mucho tiempo, en las lejanas tierras de Sacedón, un antepasado de mi familia, tenía a la venta una casita en el campo. En cierta ocasión, una familia madrileña, de las que daban a entender que habían dejado a la criada (con cofia y todo) en la mansión de Madrid, vieron la casita y la consideraron adecuada para su afán de “tener pueblo».
Buscaron al tío Segismundo, (propietario de la villa) y como quiera que éste se la enseñó (la casa) y ésta fue de su agrado (pese a la halitosis que padecía el pueblerino, por su afán de mascar tabaco todo el día, con los consiguientes, consistentes y malolientes esputos que esto ocasionaba) decidieron invertir en la misma.
Pero hete aquí, que en Madrid, cayeron en la cuenta, de que no habían visto el baño, con lo que después de mucho cavilar, la señora mandó una carta al dueño y como era muy educadita, le preguntó por el “excusado».
Cuando el propietario, recibió la carta, se personó en la Iglesia, para pedir el auxilio en su lectura y contestación de Don Salustiano, cura por la Gracia de Dios y del Caudillo, que rondaba el metro noventa y los ciento cincuenta kilos en canal y del que se presumía que la Eutiquia, la Santera, además de limpiarle la casa, hacía lo mismo con el sable del susodicho párroco.
Cuando Don Salustiano vio la carta, no supo a qué se referían con lo de “excusado», pero como era muy resabiado y no podía quedar en entredicho su sapiencia, optó por barrer para casa y le indicó al Segismundo que sin duda se debía de referir a la Casa de Dios, lugar de “pedir excusas».
Y con la referencia de la Parroquia, presto se puso a redactar la contestación en los siguientes términos:
“Estimada Doña Manolita, el lugar que menciona, está situado a unos 5 km. de la casa. Es un poco incómodo si usted o su familia lo usan con frecuencia, pero serán recibidos de buen grado. De hecho, hay muchas personas que llevan comida y permanecen allí, en mi compañía, todo el día. Está preparado el mencionado sitio para unas 350 personas debidamente sentadas y unos 120 de pie (estos suelen ser los hombres siempre más galantes, aunque se da el caso también de alguna mujer, que lo hace apoyándose en una banqueta oculta entre las faldas).
El año pasado, con una donación, forramos los sillones de terciopelo y es posible que este año pongamos aire acondicionado, para que no haya bochornos y malos olores en las aglomeraciones. En cualquier caso, yo la recomendaría que fueran temprano, para conseguir sitio sentado, mi sobrina llegó un día tarde y tuvo que aguantar todo el acto de pie y desde ese día, no ha vuelto a utilizar este servicio.
Van muchos niños, a los que sentamos juntitos y todos cantan a coro. Procuramos entregar un papel a la entrada, pero aquellos que no lo consigan, pueden utilizar el del compañero de al lado. Ahora bien, al salir deben entregar dicho papel, para que pueda usarse durante todo el mes. Y con el mismo ánimo de reciclar, todo lo que quede allí depositado, lo mandamos a un Banco de Alimentos, para dar de comer a los pobres.
n ocasiones, incluso hay fotógrafos especiales que toman fotografías en diferentes poses, que salen publicadas en el periódico, atentamente».
Con lo que la casa se quedó sin vender y, claro, sin baño, y sigue estando en legado familiar, por las lejanas tierras de Sacedón. Que la fuerza os acompañe.