Hay momentos, en los que uno se encuentra realmente saturado, estrés, nervios, todo parece que sale mal. Es para esos momentos, para los que tengo hecho un cartelito para poner en la puerta de mi despacho. He de reconocer, que realmente es un Pos-It en el que he escrito a rotulador: “ESTOY APAGADO”.
Mis compañeras del trabajo (si compañeras, curiosamente solo trabajo con mujeres, quizá por aquello del “bendito tu eres…”) ya saben que cuando lo pongo, no se admiten ni visitas ni llamadas.
Con lo que a puerta cerrada, busco un “Podcast” del Nabucco de Verdi (de hecho recomiendo uno muy reciente con Placido Domingo y Anna Smirnova, desde la Staatsoper de Viena), subo el volumen del Pc, me reclino en mi silla, cierro los ojos e inspiro profundamente.

imagesEn ese momento, dejo vagar mi mente: es verano y estoy en la montaña, caminando por la hierba, noto como calienta levemente el sol, siento la intensidad del verde-suelo y del azul-cielo, incluso soy capaz de reconocer con intensidad los olores que todo lo impregnan.

Son apenas cuatro o cinco minutos, pero son suficientes. A continuación abro los ojos lentamente, bajo el volumen de la música y quito el cartel de la puerta, notando que ocurre algo maravilloso: todo aquello que me agobiaba, que veía inalcanzable, de repente lo veo como algo factible y abordable.

Así recupero pensamientos que tenía apartados. Trato de procesarlos y de comprenderlos. Sé que todo tiene su hoy y su mañana, su aquél y su porqué. Y entre esos pensamientos, entre ese hoy y su mañana, recupero por ejemplo a la ganadora del concurso de “Pasapalabra”, por el que ella creía que se iba a embolsar 1.310.000 euros. Entonces, trato de encontrar su aquél y su porqué y he de decir que pese al reposo citado, me cuesta.

Por un lado, porque es difícil de digerir, que una persona que haya obtenido un premio de ese calibre, “sólo” se lleve a su casa 1.034.900 euros, puesto que de primeras le habrán retenido el 21 %, para el I.R.P.F. Pero aún me cuesta más el pensar, que cuando haga su Declaración de Renta del año que viene, tendrá que soltar además de lo anterior, la friolera de otros 451.900 euros.

Con lo que el resultado final, será que doña Paz Herrera, habrá ganado unos 583.000 euros y la Agencia Tributaria, haciendo más suyo que nunca su slogan de que Hacienda somos todos, habrá ganado con el legendario rosco, la nada despreciable cifra de 727.000 euros.

Como decía con anterioridad, aún me cuesta más, cuando rememoro el artículo 31.1 de nuestra constitución que literalmente dice:
“Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio”.

Y si me pongo a pensar, en lo que tributan algunas multinacionales en nuestro país, pienso que, con razón, al final todos PODEMOS.

Que la fuerza os acompañe.