El genial Andrés Montes, solía comenzar sus retransmisiones con el soniquete este de “La vida puede ser maravillosa”. Algo que debería estar hoy más que nunca en el frontispicio de nuestras empresas.
Y para que esa vida además de poder ser maravillosa, realmente lo sea, lo más importante es proponérselo.
Se que muchos por la circunstancia que sea, no pueden escoger su trabajo, pero lo que sí pueden escoger es la forma en que lo hacen y el talante que emplean para hacerlo.
Y en este caso, incluyo no solo a empleados, sino también a muchos empresarios, que consideran que su rol en la empresa es la de sabueso. Sin embargo, en el 80 % de las empresas que funcionan, esto está muy lejos de la realidad.
En esas empresas que de verdad funcionan, que progresan, que crecen, que prosperan, el empresario ha sido el primero en preocuparse porque el entorno de trabajo sea amigable, tanto para él como para su equipo. Pues esa cordialidad es el verdadero caldo de cultivo de la creatividad y el crecimiento.
Siempre huyendo eso sí, del conocido “buenrollismopichulón”. Término este que aglutina a algunos ambientes laborales, en los que todo es muy muy “happy flower”, pero de mentirijilla, con lo que con el mínimo tropiezo, la gente pierde la calma, la cordialidad, la educación y los papeles.
Andrés Montes Licencia C.C.
Cuando trabajo con una empresa en los programas de mentoría, una de las cosas que me preocupa, es preparar los procedimientos y procesos necesarios para que, evitando ese “buenrollismopichulón”, los entornos de trabajo sean entornos en los que la gente quiera realmente trabajar.
Ahora bien, tenemos tan interiorizado el hecho, de que el trabajo es un rollo, es malo, nos satura, nos aburre, nos cansa, no nos gusta, etc. Que realmente cuesta que un empresario y su equipo cambien ese chip.
Es como si el hábito hubiera hecho al monje y fuéramos por la vida buscando sustitutos de la realización personal, al no tenerla en el trabajo o en nuestra empresa. Sustitutos, que no nos realizarán, por lo que buscaremos otros, que sustituyan a su vez a estos.
O sea, como aquel dicho: el café sustituyó al chocolate, que sustituyó al sexo, que sustituyó a la felicidad, por lo que vamos por la vida, con insomnio, gordos, sin follar y deprimidos.
Por tanto, comienza por ser feliz en tu lugar de empresa y por organizar todo para que tu equipo también lo sea y verás como comienzan a adelgazar, sonreír, a dejar de bostezar y a “sonreír después de…”. Y al cabo del tiempo verás la magia, tu empresa comenzará a funcionar, a prosperar y a crecer con el compromiso de todos.
Que la fuerza te acompañe.