Aunque es posible, que en el momento de la publicación de esta columna ya esté todo arreglado, a día de hoy, es deprimente observar la imagen de Madrid. Ciudad que aspiraba a ser la capital mundial del deporte y se ha convertido en la capital mundial de la inmundicia y la cochambre. Dando y exportando imagen de país a nivel mundial. País que no olvidemos, tiene una de sus principales fuentes de ingresos en el turismo.

Y aún hemos de agradecer que la huelga se produzca en noviembre, porque no quiero ni pensar, que sería Madrid con esta situación en julio. En cualquier caso, compadezco tanto  a los visitantes, como a los residentes, por tener que “tirar de relaxing cup” con la nariz apretada.

Pero no olvidemos, que desde ese inmenso basurero, es desde el que se toman con mayor o con menor acierto, decisiones que nos afectan a casi todos. Sin embargo, otras muchas, como todos sabemos, se toman desde Bruselas, para muestra un botón: la bajada de tipos del BCE.

Bajada que creo viene propiciada, por el miedo a la deflación. Y es que los precios, son como la tensión, no son buenos ni muy altos ni muy bajos. Sin embargo, en mi humilde y modesta opinión (he de recordar para quien no me conozca, que soy abogado, no economista), creo que es un miedo inusitado y casi sin fundamento.

Me explico, el problema de la deflación, es que la gente deja de consumir con la esperanza de que las cosas rebajen su precio y así poder comprarlas mañana más baratas que hoy. Con lo que las empresas vuelven a bajar los precios, para atraer a los clientes, entrando en una espiral que acaba con más deflación, cierre de empresas, despidos, etc.

Pues bien, en nuestro país, de un tiempo a esta parte, la gente solo consume lo estrictamente necesario. No ya con la esperanza de que los productos bajen de precio, sino, simple y llanamente porque la gran mayoría no puede consumir más y demás hace con llegar a fin de mes.

Al fin y al cabo,  los únicos artículos que podríamos decir, se salen de lo imprescindible para vivir, son  los relacionados con las TICS y los móviles. Productos estos, que están en continua bajada de precio, con mejora de prestaciones, sin que en ningún momento, se dejen de consumir por ese motivo.

En cualquier caso, bienvenida sea la rebaja del señor Draghi, puesto que esperemos que al menos beneficie a quién tenga hipoteca y con ella a todo el conjunto de la economía, aunque en ocasiones, el gastar la última bala en la recámara, hace que te quedes sin ningún otro recurso para usar en el futuro. 
Que la fuerza os acompañe.