Primer Hábito: La Gente de Guadalajara es “Puebla-Activa”.

Uno de los paradigmas y principios que uno descubre cuando llega a Guadalajara, es que está ante una ciudad de las llamadas “Puebla-Activas”, esto es, todo gira en torno a los pueblos. Todos los que vivimos en Guadalajara tenemos pueblo (aunque no todos puedan presumir de ser de Sacedón, lo siento ese es un mérito que solo unos pocos tenemos, aunque hayamos nacido en Toledo).

Pueblos, villas o concejos, que realmente, se configuran como colonias dispersas por la extensa geografía de la Alcarria, Campiña, Sierra y Señorío. Así la ciudad se articula realmente, como la auténtica Metrópoli  Alcarreña, en la que cada viernes por la tarde, sus ciudadanos cargan sus vehículos (ahora automóviles, supongo que antes diligencias o carros de bueyes) y se encaminan  hacia ellos,  donde les esperan  los aborígenes, para tomarse unas cervecitas con “alcachueses”.

Incluso se da el caso, de que en un alarde de Reactividad (que no radioactividad), se líen la manta a la cabeza y armados con unos buenos sarmientos y un vino de la tierra (o cerveza que tanto monta), preparen una  buena parrillada (que no barbacoa, eso son cosas de los yanquis), que haga que el colesterol circule a su antojo por los cada vena o arteria del alcarreñito de turno.

Imagen de Guadalajara

Imagen de Guadalajara

Este hábito de la “puebla-actividad” (lo de las parrilladas igual también) se ve en grado extremo a finales del mes de junio, con motivo de las vacaciones escolares y sobre todo en los albores de la Virgen de Agosto o dos primeras semanas de septiembre, en las que las Gentes de Guadalajara, dejan sus calles prácticamente desiertas, puesto que tienen que ir a disfrutar de las fiestas de sus pueblos.

Fiestas en las que las parrilladas, derivan en Calderetas, a veces hechas con la carne del toro que se ha corrido por el campo y que, ni que decir tiene, es casi 300 kilos más grande que el del pueblo de al lado (aunque no «haiga paceite» hasta ahí podíamos llegar).

Con la llegada de las Ferias, las Gentes de Guadalajara, se volcarán en los más diversos actos de las mismas, dotando a la ciudad de particularidades únicas, que terminan convirtiendo a la Virgen de la Antigua en la San Fermín de la zona centro.

Sin embargo una vez que finalizan,  las Gentes de Guadalajara, regresarán a su actividad cotidiana. En ese momento, se abandonará el “semicomatoso” estado en que se ha encontrado sumida la ciudad y se vuelve a la hiperactividad y el frenesí que solo las Gentes de Guadalajara conocen.

Que la fuerza te acompañe.

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