Estamos en octubre y debería comenzar el “fresky fresky”.
Ya sabes tiempo de cine, pegándote un “tolozón” de palomitas en la sala o a la verdolaga en casita “arrebujao” a la manta y tirando de Netflix o similar.
Y dentro del mundo del cine, como en todos los mundos del mundo mundial, siempre hay enseñanzas para el mundo mundial de la empresa.
No, no te voy a poner deberes, pero si una recomendación.
El Fundador imagen Cinco Días
Así como para empezar siempre se ha de hacer con un primer paso, ya sea a dar la vuelta al mundo o a correr un maratón (ahí ando preparando San Sebastián para finales de noviembre), el primer paso bien podría ser El Fundador de John Lee Hancock.
En la misma terminas deduciendo qué en una empresa, desde que la estás pensando cuando te das champú en la ducha (tú que puedes). Desde que esa empresa es un embrión de la misma, una simple idea, la tienes que montar y dimensionar para que pueda funcionar sin que esté no ya el titular, sino cualquiera de sus operarios.
Digamos que viene bien aquel dicho de:
– Planta un árbol a cuya sombra no tengas intención de sentarte.
El caso es que el árbol de sombra y que el mismo pueda ser trasplantado sin que muera. Hoy seré el dueño y estaré encargado de regarlo y abonarlo, pero pasado mañana puedes ser tú o mi vecina del quinto, según te mande mi foto en el Caribe con las perras que me has pagado por el árbol.
También es posible que pienses que esto no va contigo, que tienes una empresa chiquitina y sois 4, 8, 12 o 28 y no te a hacer falta, que nunca vas a montar una franquicia o que nunca vas a vender tu empresa.
Creo que eso es un error, aunque ahora no te lo plantees, quizá mañana cambie tu vida, tu familia o envejezcas (yo no lo haré nunca) y zas, quieras vender en ese momento o no tengas más “tíocrucemeustéelrío”.
Y aunque eso no sea así, siempre vas a tener a tranquilidad de que, si has montado tu empresa del modo indicado y mañana falta Pepe, Juanita o tú mismo, el negocio va a seguir y el árbol no tiene porqué secarse.
Que la fuerza te acompañe.
PD: Igual no te gusta el resultado final de la película (atención spoiler) pero aunque la realidad se haya novelado, “nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio” y los hermanos McDonald’s se quedaron compuestos y sin poder usar su apellido.