Vemos transcurrir el tiempo y  con él la crisis. Y también vemos como se amplía nuestro vocabulario y como cambia poco a poco. Así palabrejas que no habíamos oído, ahora las usamos cotidianamente, aunque por un corto espacio de tiempo en que otras nuevas las sustituirán. Ya casi  no nos acordamos de  “subprime” o “ninjas”, puesto que estamos ahora en la época de los “bancos sistémicos”.


Bancos, ahí está el quid de la cuestión. La crisis comenzó por ellos, con sus ganas de ganar más, aún a costa de vender dinero a gente que nunca podría pagarlo, haciéndoles ver la ilusión de que ellos también tenían derecho a soñar. Todos tenemos derecho a soñar, pero todo en esta vida tiene un precio. Normalmente ese precio se paga con esfuerzo. Si no es un esfuerzo previo, un esfuerzo ahorrado, puede ser un esfuerzo inmediato. En estos casos el esfuerzo es intenso pero menor que en el caso de un esfuerzo diferido. Dicho de otro modo, ahora debemos esforzarnos por lo que conseguimos hace unos años y que ya no tenemos.


Y mientras, esos mismos bancos, esos polvos, que trajeron estos lodos, siguen por ahí, campando a sus anchas, pidiéndonos más dinero. Y  más que nos pedirán, porque según el Presidente saliente del BCE la crisis ya es sistémica. Toma ya, pedazo de palabra: sistémica. Este Ingeniero de Minas y Licenciado en Económicas, que ha estado gobernando nuestros dineros, ha necesitado cuatro años de crisis para darse cuenta de que el tinglado no funciona y ahora cuando se va, es cuando empieza a llamar a las cosas por su nombre. Ahora cuando se marcha es cuando nos dice que o metemos más pasta en los bancos o estos no tienen dinero y en cuatro días habrá colas en sus puertas, para pedir lo nuestro.


Para evitar esa pavorosa imagen, nos prometerán  nuevos test de estrés, más duros que los del verano. ¿Para qué? Para ir ganando más tiempo, para ir contándonos poco a poco lo que ocurre y para que vayamos asumiendo poco a poco que vamos a menos. Por decirlo de otro modo, si tu coges una rana y la metes en un recipiente con agua a 70 u 80 grados, saltará del mismo intentando no quemarse. Ahora bien si metes a la rana y vas subiendo poco a poco la temperatura, la rana morirá cocida sin darse cuenta de que se abrasa. Nosotros somos la rana, los recortes en el estado del bienestar, son el calor del agua.


Recortes, otra palabra que ha traído la crisis, para abandonar el argot taurino e implantarse en el económico. Hemos visto lamentables recortes en la Educación. Recortes que se han tratado de justificar en la pereza que arrastraba el profesorado. Pereza que necesitaba de mano dura, para hacer trabajar dos horas más a ese gremio “holgazán”. Y digo yo, si queremos que nuestros alumnos respeten a los profesores, si no queremos abonar el ya de por si fértil panorama de fracaso escolar, no hubiere sido mejor, en lugar de faltar al respeto a tan digna e imprescindible profesión, haber salido con la verdad por delante.


La verdad, la dura verdad. Quien hubiera sido capaz de decir, que casi todas las autonomías disponen de dos cadenas de televisión para que se hagan propaganda los partidos que las gobiernan con unos costes brutales. Quien hubiera sido capaz de decir, que cuando cesa un senador o un diputado, se lleva casi 9.000 euros de finiquito y se queda con el portátil y el móvil. Quien hubiera sido capaz de decir, que no podemos permitirnos tanto maremágnum de administraciones, cada vez con más liberado. En muchos casos con sus atribuciones triplicadas, mientras nuestros ayuntamientos, (por su mala gestión, no lo niego), que son los que realmente prestan los servicios a los ciudadanos están ahogados.


Veremos, más recortes. Seguramente a costa de denostar a otras profesiones. Lo vimos con los controladores, lo hemos visto con los profesores y seguramente lo veamos con la sanidad. Ya sabéis: “cuando vinieron por  los judíos, yo no protesté porque no era judío, cuando vinieron por los gitanos, yo no protesté porque no era gitano, cuando vinieron por los comunistas, yo no protesté porque no era comunista, ahora vienen por mí y no queda nadie para protestar” Bertolt Brecht. Que la fuerza os acompañe.