Copando telediarios los Urdangarines, Bárcenas, Blesas, Messis, nos hemos plantado en junio. Junio, mes de fútbol de Selección en la ConfeCup, de maratón de los cuentos, de fin de cole, de fichajes de relumbrón y de alergias. Pero recordemos también, que junio nos iba a traer el plan de eficiencia de la administración pública, con la necesaria reforma de la Administración, con una especie de liposucción, eliminando la “grasuza” que tan evidente es y que tanto dinero nos cuesta todos.

Pero con esto de la crisis, no hay quien acierte y en este caso, parece que junio va con retraso. Así nos trajo el calor pasado el 40 de mayo y seguramente esta reforma nos la traerá allá para el 80 de diciembre, pero no de este año, sino del 2020, puesto que se observa que el nivel de alérgenos a esta medida es muy elevado.

Y, a falta de antihistamínicos, la tentación de retrasar esta reforma para el Gobierno es muy grande. Se ha relajado la prima de riesgo y ha descendido ligeramente el desempleo, aunque hay unas recomendaciones de Bruselas por cumplir. Recomendaciones que se esperan atender, pero a medias. El Gobierno, cuenta con que a base de modificar el IVA a algunos productos, cambiándolo al tipo impositivo superior y retocando las pensiones, con lo que no reformamos la Administración, ningún partido se nos queja, puesto que todos seguimos chupando del bote.

Aunque también es posible, que la calma no dure mucho y a la vuelta del verano, tengamos algún sustillo, que quien sabe si no vendrá muy posiblemente de tierras del imperio del sol naciente. Con lo que sería posible, que nuestra queridísima, observadísima y revisadísima Doña Soraya, nos termine por anunciar algo en este sentido.

Mientras lanzarán bombas de humo, tanto unos como otros, en ocasiones para disimular y que no nos enteremos del todo con respecto a los escándalos de corrupción que afloran casi de manera constante. Pedirán a los bancos que den más crédito, como si fuera fácil para ellos. Sí, hemos de reconocer, que no es fácil aplicar esa receta de dar más crédito. La sociedad española, está en fase de desapalancamiento y tanto las familias, como las empresas, huyen de pedir préstamos. Con lo que, a día de hoy, una mayoría de los que los piden son aquellos que están tan fundidos, con tanto nivel de riesgo, que es a quienes no se les puede conceder.
Por tanto nos encontramos, ante una difícil tesitura, de una casi imposible resolución. Con lo que lo mejor es encomendarnos al veranito y a la Roja. Que la fuerza os acompañe.