Existe un libro llamado “Porque nunca estoy  enfadado por la razón que creo” y  escrito por Juan Solbes, que creo no ha sido leído por José Mourinho y tampoco por ninguno de los que pululan a su alrededor, cual palmeros, aplaudiendo sus desplantes, sus salidas de tono y su desconsideración hacia todo y hacia todos, según  va dejando hecho unos zorros la inmaculada imagen que tenía el Real Madrid.

Porque, no nos engañemos, en la pataleta, escándalo, reyerta, o más bien vergüenza colectiva que el madridismo sufrió el pasado miércoles, el enfado que tenía Mou, Pepe y compañía no era con la lamentable actuación del colegiado Paradas Romero. Puesto que estamos de acuerdo, que dicho árbitro fue pésimo, pero fue pésimo para ambos equipos (no hay más que ver el empeño de Arbeloa en tratar de demostrar la elasticidad de la camiseta de Nilmar).

No, el enfado que tenía el séquito “seudomafioso” del portugués, era consigo mismo, con su incapacidad para plantear adecuadamente un partido. Con su “cariño” al músculo por encima del toque. Con su incapacidad para adaptarse, a una circunstancia del fútbol, como es la de un pésimo arbitraje de gatillo fácil. Factores estos, que también definen lo que es ser un buen entrenador, un auténtico líder, puesto que son ponderables del juego, que sean de dominar para vencer.

Usándose el enfado, como escudo en el que intenta parapetar su propia incompetencia. Si he dicho INCOMPETENCIA, puesto que no creo que se pueda definir de otra forma, lo visto el otro día en el campo del Madrigal y que en otras ocasiones, se ha visto  también, en otros campos.  Independientemente de que al final ganemos la Liga, la Champions o “nadena”.

No nos engañemos, el Real Madrid, ha delegado su representación en este personaje, le ha dado autoridad máxima, le permite incluso no acudir a las ruedas de prensa (con lo que castiga a sus seguidores), con lo que ha puesto su señorío, en manos de un personaje, que cuanto menos en muchas ocasiones, roza lo chabacano y que parece más bien sacado de una película de Torrente.

Aristóteles decía que “cualquiera puede enfadarse……. eso es fácil. Pero enfadarse con la persona acertada, en el grado justo, en el momento justo, por el motivo correcto y de la manera adecuada…. eso no es fácil”.

Cualquiera puede enfadarse, hasta Mourinho. Pero, estamos ante tiempos difíciles en muchos sentidos y los tiempos difíciles, requieren de personas serenas y sean capaces de mantener la calma estén ante la situación que estén y sobre todo, los auténticos líderes lo demuestran, manteniendo esa serenidad cuando están bajo presión.

El mundo fútbol, va a vivir próximamente una explosión. Va a ser una explosión económica, que va a venir motivada por el estallido de la burbuja en que vive. No se puede mantener tal y como está montado. Todo gira en torno a ingresos de televisión que la gente no ve o no paga. Todo gira en torno a supuestas ventas de camisetas en China, Malasia o Japón. Pero no nos engañemos, sin valorar la autenticidad de  esas camisetas, si tu fichas a un jugador venderás no X miles de camisetas, pero si fichas a otro, esos X miles no se multiplican por dos, no conozco a nadie que lleve por la calle dos camisetas o tres del Real Madrid o del Barça una encima de otra, porque han fichado a Pepito a Juanito (illa illa illa).

Me apena esa explosión, siempre he compartido el dicho de que “el fútbol no es cuestión de vida o muerte, es algo más importante”, pero me alegraré porque alejará de nosotros y de mi Real Madrid a personajes como Mou, Pepe y compañía. Que la fuerza os acompañe.