La semana pasada hablábamos de la desconfianza que transmitíamos como país, debido a que en pleno mes de mayo, habíamos elevado el déficit del año anterior en un 0,4 %, por un quíteme usted unas pajas. Pues bien, no contentos que esto, ahora tenemos entidades financieras que donde decían que habían perdido trescientos millones, ahora dicen que son casi cuatro mil.
Mientras, nuestro querido presidente, pierde una bonita ocasión de volver a quedarse callado y nos dice que eso no tiene relación ninguna con la prima de riesgo.
O sea, que los mercados, (esos que han quitado el rabo y los cuernos demoníacos a los comunistas del franquismo), nos tienen manía y en el BCE que son muy muy malvados, no nos quieren echar una mano. Y por eso se dispara la prima de riesgo.
Nada tiene que ver, nuestros maquillajes de cuentas, nuestro sistema financiero haciendo aguas por doquier, nuestra ineficiente administración cargada de políticos y politiquillos. Nada tiene que ver, que lleguemos a junio y todavía no tengamos los presupuestos de este año aprobados. Nada tienen que ver Ayuntamientos o comunidades con deudas astronómica sy subiendo. No no, son los mercados, es el odio por lo español, la envidia que les corroe, porque al fin y al cabo, todos sabemos que “como en España ni hablar”.
Si por algo vienen aquí en verano y no se quieren volver. Ven lo bien que vivimos, nuestra modélica sanidad, nuestra ejemplar educación, nuestras cuidadas ciudades, nuestras playas sin cemento y nuestra cultura y formación.
En 1917 el poeta escribió aquello de:
“Nuestro español bosteza.
¿Es hambre? ¿Sueño? ¿Hastío?
Doctor ¿tendrá el estómago vacío?
El vacío es más bien en la cabeza”
Han pasado 95 años, luchemos porque desaparezca ese vacío, luchemos por des actualizar aquel otro de la misma fecha que decía “De diez cabezas, nueve embisten y una piensa”. Por tanto, pensemos y no dejemos que nos distraigan, los unos con los silbidos del fútbol, los otros con los nuevos ibis. En uno u otro caso, cortinas de humo.
Que se junten, que lleguen a un tipo de acuerdo y que nos digan de verdad hacia dónde vamos, que es lo que nos espera y cuál es la meta. Así el camino será más llevadero. No hay nada más inquietante, que te exijan sacrificios para llegar a algún sitio (en cuatro días nos van a anunciar una subida del IVA al 20 o al 21%), pero no te digan cuál es ese sitio.
Reduzcamos entre todos, el número de cabezas topadoras y aumentemos el de pensadoras. Y puestos a pensar, pensemos hacia dónde vamos y que es lo que queremos. Al fin y al cabo, “todos estamos aquí por una razón especial, dejemos de ser prisioneros de nuestro pasado y hagámonos arquitectos de nuestro futuro”. Que la fuerza os acompañe.