Llevábamos un tiempo con la prima de riesgo estable y el Bies en alza. La sensación transmitida desde las altas instancias es que la crisis va remitiendo. Esa sensación sólo se percibe en la economía financiera, puesto que en la economía real, la percepción es que está realmente mal.
Cualquiera puede darse una vuelta por cualquier calle de nuestros pueblos o ciudades y ver tiendas y más tiendas cerradas. En algunos casos, ya cierran hasta los chinos. Centros comerciales con gente que pasea, pero que no compra. Calles con gente, que va y viene, o sea “las 3 pes» de toda la vida: paseo, parque y pipas.
Sin embargo, esa sensación de tranquilidad en la economía financiera puede que esté tocando a su fin. El caso de Chipre es indicativo, no por el peso que tenga dicho país, puesto que apenas supone nada en la Unión Europea y menos en la economía mundial. Digo que es indicativo puesto que lo que se está haciendo allí es un ensayo general, se planean acciones y se observan reacciones.
Vamos, una especie de partido amistoso antes de que lleguen las eliminatorias de Champions. Eliminatorias que no se van a jugar en España o Italia, sino que donde nos vamos a jugar las habichuelas de verdad y por tanto el futuro del euro (y el nuestro) va a ser en Francia.
Pero volvamos a Chipre. Allí se hará lo que haya que hacer y como le han dicho que hay que hacerlo. Que toca corralito, pues corralito; que puede pedir la pasta a los rusos, pues nada, que se la dejen y un problema menos para la Unión Europea.
Tratarán de hacernos creer que lo que allí se ha intentado o se intenta no puede pasar aquí. Que un corralito similar es imposible en España, en Italia o en Francia. Pero no nos engañemos, en ninguna parte del mundo, en ningún lugar, hay ninguna norma, ninguna garantía, que podamos considerar como la última frontera.
Las fronteras se mueven y se cambian a conveniencia y lo que hoy nos parece un robo, mañana nos lo van a vender como “algo necesario para…». Y los derechos que hoy consideramos como inalienables, mañana son cambiados por otros distintos.
Simplemente, se trata de hacer lo que se debe de hacer para tratar de cobrar lo máximo posible. En función del tamaño de la pieza, la presión será mayor o menor. No se usa la misma fuerza para cazar un ratón que un elefante. Pero el objetivo es el mismo, extraer el máximo jugo de un limón ya exprimido, con lo que al final el pueblo llano paga las consecuencias.
Así es y así ha sido desde el principio de los tiempos y así seguirá siendo. A ese ciudadano se le ha hecho creer, que podía alcanzar cualquier cosa, que incluso cualquier trabajador no cualificado se podría endeudar hasta los tuétanos, puesto que el crecimiento era ilimitado: este año un BMW y el Caribe, en 10 años quizá un helicóptero en la azotea y viajecito a la Luna. Y claro, cuando se quiso acordar, no podía pagar la hipoteca, ni la ITV del BMW y las vacaciones las pasa en la casa del pueblo, llevando hasta el pan congelado para no gastar.
Que la fuerza os acompañe.