Cuando era niño, me enseñaron que una media verdad, pese a tener una mitad verdadera, no dejaba de ser una mentira. Mentira o media verdad, que por mucho que se repita, no se convierte en una verdad entera y verdadera. Mentira o media verdad, repito, que anda el oficialismo empecinado en vendernos, como verdad entera y verdadera, repitiendo una y otra vez, la recuperación económica.
Todo ello en un vano intento de regalarnos los oídos, con una realidad edulcorada. Ya “los otros” lo hicieron antes. Quien no recuerda, aquellos brotes verdes o luces en los túneles, que acabaron por ser realmente sarmientos secos o quizá aquellas las luces premonitorias que todos vemos en el tránsito al más allá.
Tránsito, en el que parecer ser, ya no nos encontramos, por lo que nos indica el oficialismo, cuando lanza las campanas al vuelo, por un crecimiento de 0.1 % del PIB en el tercer trimestre del año y un inflación del 0,3 % hasta septiembre.
Pero llegados a este punto y con afán de no faltar a la verdad, no estaría de más recordar dos afirmaciones auténticas e irrebatibles. La primera, es que en España, solo se ha creado empleo con cuotas cercanas al 3 % de crecimiento. Y la segunda, es que no se puede recuperar poder adquisitivo, con inflación, por muy baja que esta sea.
Para recuperar poder adquisitivo, en primer lugar necesitamos, que haya crecimiento del de verdad. Con ese crecimiento, se mejoraría los salarios, habría menos déficit público, más crédito, más empleo, o sea “justo justito” y verdaderamente veraz, lo que uno no ve cada vez que sale a la calle.
Aunque, también he de reconocer como verdad verdadera, aquello de que “en este mundo traidor, nada es verdad ni es mentira, todo depende del color del cristal con que se mira”. Lo que bien podría aplicarlo a mi supina ignorancia o mi cortedad de miras, que me impide tener la sagacidad y el punto de vista, que sí que tienen el tándem Montoro y de Guindos.
Aunque recuerdo a la antecesora en su cargo, Elena Salgado, con frases, ocurrencias y visiones similares, con lo que bien, podríamos suponer que será cuestión de la orientación del ministerio.
Orientación física, que no política. Puesto que no nos debemos dejar engañar por verdades que no son verdaderas y por tanto, hemos de saber, que desde mayo de 2010, las decisiones en materia de Economía y de Hacienda, no se toman ni en Madrid, por mucha ilusión que le hiciera a Rajoy, (ni se tomarían en Barcelona, por mucha ilusión que le hiciera a Más) se toman en Bruselas, al igual que las decisiones en materia judicial se toman en Estrasburgo.
Que la fuerza os acompañe.