Y llego el día, si no del último viaje que decía Machado, si el del ansiado debut en el “mundo Lexnet” presentando una demanda. Y ese día, como el de ese viaje, fue como tantos y tantos otros, a bordo de mi ordenador, no precisamente ligero de equipaje, pero si casi desnudo, como los hijos de la mar. Desnudo ante la ignorancia y el temor a lo desconocido que ese “tejemaneje” electrónico me esperaba. Aunque al principio yo consideraba (iluso de mí), que mi desnudez no era tal. Y es que malo es ser lego y creer uno que no lo es.
Basaba yo mi creencia, en que tenía (o al menos eso creía) algún manejo en el mundo informático, además de haber acudido a las sesiones formativas del Ilustre Colegio de Abogados de Guadalajara, excelentes, dicho sea de paso.
Cual Kevin Arnold, aún recuerdo aquellos maravillosos años con un Spectrum programando alguna pequeña aplicación en Basic o el juego de la rana cruzando la autopista en Código Máquina. Mi Amstrad PCW con procesador de texto y sistema operativo CPM. Mi debut en DOS, primero con XT, al que le siguió un AT y luego un Tandon 286 ya con Windows.
Spectrum Z2, que compré en 1986.
Más adelante, mis primeras comunicaciones entre particulares con el Procom y la primera vez que vi un equipo con Ibertex. Los accesos a Internet usando Infovía y con la ayuda de mi amigo Luisillo la primera web del despacho a finales del 96 (bueno más que ayuda, lo hizo él casi todo).
Debuté y visto lo visto, cada vez creo más que “de fulana de tal” (Sabina dixit) en las comunicaciones con la Administración, de la mano del primer Sistema Red allá por el año 98. Poco después con la Agencia Tributaria, Contrat@, Certific@ y un largo etcétera que seguramente olvide, pero y “qué más da, si con cosas de la edad”.
A día de hoy, me sigo ocupando de la web de mi empresa (www.asesoriatoledo.com) de la mía personal (www.pedrotoledoabogado.com) de mi blog de atletismo (www.unpadawanalacarrera.blogspot.com.es) y del Facebook, Linkedin y Twtitter del despacho.
Con lo que, creo que alguna noción de informática, redes sociales, comunicaciones e intercambio de información, habré adquirido. Pues bien, puedo prometer y prometo que me tiré más de tres horas para hacer algo que antes hacía en media. Firmando documento a documento, teniendo cuidado con los caracteres de los títulos de los mismos, reseteando el PIN, buscando el sitio y la forma de presentar todo, para luego tener documentación que excedía la capacidad el sistema, con lo que tuve que prepararla para bajarla en mano con un escrito al juzgado, junto con copia para las partes.
Con lo que además de prometer, estoy en condiciones de cumplir con la máxima de pregonar a los cuatro vientos qué en toda mi vida profesional, no he trabajado, operado, accionado, interactuado o como se le quiera llamar, con un sistema tan mal pergeñado, como el mencionado Lexnet.
Lexnet
Vaya por delante, que esta es la opinión personal de un pobre abogado de pueblo y no una crítica a quienes han creado y desarrollado el sistema. Creo que ellos también van a sufrirlo, amén de los funcionarios (ya veremos si lo padecen en silencio o no). Tengo la sensación de todos aquí somos víctimas de una precipitación, de un ponerse una medalla como sea y de un “te quiero burrito, pero pan poquito”.
Es posible, que haya gente que me considere un torpe, un inútil, un necio o un sibarita de la informática. Lo reconozco, puede que lo sea y por tanto perdón pido por anticipado.
Pero creo humildemente, que en pleno año del Señor Catalá de 2.016 (espero que se me permita la irreverencia con el padre de la criatura) tiene que haber formas de hacer las cosas, de una manera más progresiva, más adecuada, más eficaz, más efectiva y menos estresante que como se han hecho.
Que la fuerza os acompañe.