Alguien dijo: “Dentro de cincuenta años, no importará nada, cual es el saldo de mi cuenta corriente, el tipo de casa donde vivo o la marca de coche que conduzco. Pero es posible que el quizá el mundo sea diferente, porque fui importante en la vida de un niño”.
Y es que al final, eso es lo que de verdad importa. Lo demás realmente, son adornos superfluos. El problema es que en ocasiones, los consideramos mucho más importantes que lo que adornan.
Esto es como si padeciéramos una dolencia y en lugar de ir al médico a que nos prescriba un tratamiento, fuéramos a “la pelu”, a hacernos las ingles brasileñas y a darnos unas mechas.
Habrá quien llegue a pensar, que estoy criminalizando el cuidado por la estética, por la economía personal o el gusto por determinadas marcas de coche.
Nada más lejos de la realidad. Con respecto a la cuestión del dinero, creo que uno de los problemas que hemos sufrido y que hoy en día padecemos, es precisamente la falta de control de nuestras cuentas a todos los niveles: personal, familiar, empresarial o de Administración.
En lo referente a los coches, todos sabemos, que el español lleva en su ADN, grabado a fuego, el gen de “yo tendré un BMW”. He de reconocer, que en mi caso, todavía no me ha afectado. Pero es que realmente soy un “analfabeto automovilístico”.
Terminaré con el tema de la estética, diré que demás tengo con depilarme las piernas para recibir masaje deportivo, como para subir más arriba. Y claro, de las extensiones, mejor no hablamos.
Dicho esto, espero no haber perdido a nadie por el camino. Puesto que a lo que me refería es, como decía aquel anuncio de tarjetas de crédito, a lo que de verdad importa: nuestros hijos e hijas.
Creo, que de verdad, hemos de preocuparnos de como van a salir formados de nuestras escuelas, nuestros institutos y nuestras universidades. Hemos de preocuparnos de verdad, que reciban una educación en valores. De tal modo, que cuando lleguemos al 2.030, estemos mejor que en 2.020, pero peor que en el 2.040.
Y es que, en muchas ocasiones, nos ocupamos de esa educación, solo para ver si se estudia un poco más allá de nuestra Comunidad Autónoma o si la religión cuenta para nota. Pero realmente no nos ocupamos, de que nuestros hijos e hijas, sean capaces de dejar un mundo a nuestros nietos y nietas, mucho mejor que el que nosotros les vamos a dejar a ellos. Aunque en este caso, me da a mí que se lo estamos poniendo muy facilito.
Que la fuerza os acompañe.