El verano poco a poco se abre paso entre nosotros y como el que no quiere la cosa, estamos en agosto. Mes tórrido que nos deparará calores que azotarán nuestra anatomía, haciendo que nuestra vestimenta se aligere. Algo que puede ser peligroso, puesto que puede dejar al aire, más de lo aconsejable, sino que se lo pregunten a Laura Pausini.
Aunque he de reconocer, que el que más y el que menos, habrá de olvidarse de la diva italiana y conformarse con lo que tiene más a mano. Puesto que, me parece poco probable, que tal belleza italiana aparezca este verano por Guadalajara. Y aún es menos probable, que nos vuelva a “deleitar” con otra exhibición de “la cosa”.

He dicho exhibición, que no descuido. Uno se puede descuidar, dejando las lentejas en el fuego, no apagando las luces o dejando el pan sin comprar. Pero salir a un escenario con una batita a medio abrochar, en un día de viento y sin nada debajo, es otra cosa. En mi opinión, simplemente es una forma como otra cualquiera de mostrarnos a todos, que “lo tiene como todas” (Pausini dixit).

laura-pausini

Laura Pausini, imagen cedida por www.telecinco.es

 

Pero volvamos a lo más cercano. Para ello, me gustaría recordar la última película que he visto: Sex Tape de Cameron Díaz. No tengo por menos que descubrirme ante ella. Me refiero a la película, de la Díaz mejor no escribiré lo que pienso, que esto lo pueden leer los niños.

Esta “peli” debería ser de obligada visión para todas aquellas parejas que tengan más de 30 años. Aunque lo que viene a reflejar, ya me lo adelantó mi abuelo, en el lejano año del naranjito:

– Hijo mío, el día que te cases, ten a mano un bote de cristal y tres kilos de garbanzos. Durante el primer año, cada vez que caigas en la fornicación (aunque solo iba a misa el día de Navidad, le gustaba de usar la bíblica expresión), echa un garbanzo en el bote.

– ¿Cuál es el objetivo?

– Pedrito, cuando celebres tu primer aniversario, haces un cocido con los garbanzos que te sobre de los tres kilos. Si has salido a mí, no serán muchos. Y desde ese día, cada vez que lo vuelvas a hacer con tu mujer, saca un garbanzo del bote. Te puedo asegurar, que te morirás y el bote no estará vacío.

He de reconocer, que cuando murió mi abuelo, encontraron un bote con una veintena de garbanzos. Todos mostraron su extrañeza y lo achacaron a sus rarezas. Bueno todos menos yo. Así que, cuando pasé por vicaría, preparé con sutileza mi bote, puesto que no es cuestión de dar pistas “al enemigo”. Lo lleve al baño y le puse un cartelito “Garbanzos de Guadalajara. No Tocar. Son Tóxicos, pero su sola presencia favorece el tracto intestinal”. Muchas veces lo miro, pensando que llevo ya más de 15 años sacando poco y por tanto metiendo menos. Con lo que recuerdo con una sonrisa la sabiduría de mi abuelo.

Que la fuerza os acompañe.