Hoy es el día. Pero no el de los enamorados precisamente. Día de los enamorados que recordaremos por la película de dicho nombre y que tanto bien hizo a El Corte Inglés de la época, cuando trajo hasta nosotros una tradición tan anglosajona, como es celebrar San Valentín, con flores, corbatas, relojes, “spases” o incluso lencería diversa a base de gasas o de tules, con el claro afán de aprovechar la probatura de tales prendas, para desprender a la pareja de las mismas y arrancarla (los más avezados incluso dotarla) de momentos placenteros.
Vamos una especie del ¿Cómo meterías 12 elefantes en un 600? de aquella época o el más modernos ¿Cómo pondrías de acuerdo a Gobierno y Sindicatos sobre la cifra de participación en una huelga?
Mientras tanto, la vista de mercados se cierne sobre nosotros, la desconfianza ha retornado, la prima de riesgo camina ascendiendo (como la última escena la citada película en el ascensor de la Torre Madrid) y quién sabe si necesitaremos ser rescatados. Y la pregunta que nos surge es de verdad ¿estamos tan mal?
Horacio decía que “nadie puede saberlo todo”, yo menos que nadie. Ahora bien, como no me surgen respuestas, al menos, sí que lo hacen indicios. Uno claro son las entidades financieras. La semana pasada un banco (antigua caja) se compra otro banco (“toturevulutum” de 5 cajas alguna muy muy cercana).
Precio de la compra: algo menos de 1.000 millones de euros.
Precio en libros de la entidad comprada: 2.800 millones de euros.
O sea, no están diciendo que una entidad se ha comprado casi por un tercio de su valor en libros. O sea. nos están diciendo que el valor que tiene en libros es casi casi ficticio. ¿Por qué? Sin duda por la valoración de activos “del ladrillo” que todavía no hemos digerido.
Y todo eso hablando de dos entidades que estaban totalmente saneadas y tenían buena pinta (con sus pómulos rosaditos y todo). Si analizáramos entidades intervenidas o incluso algunas (“toturevolutum” de 7 cajas de ahorro) presididas por un antiguo Vicepresidente, directamente nos echaríamos a temblar o a llorar cual Concha Velasco en algún momento de la citada película.
Con lo que nos deberíamos preguntar, si todo esto tiene solución. La respuesta es que si, solución lenta y dolorosa. Padecemos un cáncer, no es terminal, pero necesita tratamiento. Japón tuvo algo parecido a principios de los 90 y todavía no se ha recuperado del todo. La vivienda alcanzó precios que duplicaban y triplicaban a las de unos pocos años antes (les suena), como resultado de ello, al final las hipotecas no se pudieron pagar o no se pudieron terminar de construir algunas viviendas (les sigue sonando), muchas entidades financieras quebraron, otras tuvieron que ser intervenidas (más soniquete), para que le mercado pudiera digerir el exceso de viviendo, tuvieron que transcurrir muchos años y los precios bajaron a niveles inferiores a antes de la burbuja.
Esto último todavía no nos suena, estamos en la fase de la intervención y saneamiento del sistema, la más dolorosa, estamos en plena resaca, con un dolor de cabeza del 15, según la tenemos metida en el orinal, echando la bilis. Pero en esta fase, lo que no podemos hacer es ni quejarnos, ni dejar de vomitar. Tenemos que terminar de echar la pota (siento ser tan gráfico), para incorporarnos, con peor cara, con un sudor frío recorriendo nuestra espalda, pero con el convencimiento de que somos más fuertes y de que vamos a salir adelante. Que la fuerza os acompañe.