Hace unos años se realizó un experimento en los Estados Unidos. Así se cogió un coche deportivo, alta gama, color amarillo, cristales tintados, en resumen, el coche que solo se ve en las pelis o en el aparcamiento de los jugadores del Real Madrid. Parecido al que ves en la foto
Dicho vehículo se dejó aparcado en la ciudad de Nueva York, en una parte conflictiva del Bronx. En la primera semana no le ocurrió nada al vehículo. Al final de la misma, una vez que se vio que el coche “dormía” sin que nadie le prestara atención, el coche fue forzado.
El mismo coche se dejó aparcado en una calle de lo más pijo de Los Ángeles. En este caso el coche aguantó cinco semanas sin sufrir ningún tipo de daño.
Cambiaron la calle, pero no el barrio “supermegamolón” de Los Ángeles y dejaron el coche aparcado de nuevo, pero en este caso rompieron una ventanilla. En menos de dos días, del coche no quedaban ni las ruedas.
Extrapolamos ahora el coche amarillo a tu día a día en la empresa.
Deportivo amarillo, foto Sergio Gallego unplash
¿Cuántas ventanillas rotas hay en la tuya?
Porque en el mundo empresarial, la ventanilla rota es una llamada que no se devuelve en tiempo y forma. Un recibo que se paga con retraso o una factura que no se emite a tiempo.
La ventanilla rota es esa persona que pese a que tiene que ir a trabajar cumpliendo con una vestimenta, va con unos vaqueros “raídos” y nadie le dice nada.
Esa ventanilla rota, es la persona que trabaja en una tienda y está fumando en la puerta de la misma.
Esa ventanilla rota, es el cartel del bar que no luce, el picaporte que abre mal o esas tortillas encima de la barra sin ninguna protección o las cartas de los menús con faltas de ortografía o con “plastiquillos” rotos.
Y así tantas y tantas cosas, que muchas veces, tanto tú, como yo, como mi vecina del quinto pasamos por alto, sin darnos cuenta, que son las ventanillas rotas de nuestros negocios, que igual no hacen que terminen vandalizados, pero que si que dan pie a ello.
Por eso, te propongo que ahora que encaminamos el final del año, además de estar liado con el cierre económico de este ejercicio y presupuesto del que viene (el no hacer esto y dedicarte solo a vender o solo a trabajar en otras cosas, también es una ventanilla rota de tu empresa), te detengas, te prepares un buen café, cojas papel y boli (también puedes usar el móvil o decírselo a Alexa) y elabores un listado de las ventanillas rotas de tu empresa.
Una vez hecho pon fecha “a la reparación de ventanillas” y se inflexible con las mismas. Verás como una vez que empieces a ser el “maestro ventanero” de tu negocio, el mismo habrá cambiado.
Que la fuerza te acompañe.