Parece ser que 2.014, trae nuevos aires a la economía. O al menos eso parece a tenor de las cifra del paro de diciembre. Cifras que han bastado para que, desde distintos sitios (aunque todos del mismo cariz) se lancen las campanas al vuelo sobre el final de la crisis.
No obstante, la prudencia no nos puede hacer olvidar otras cifras, que cuanto menos invitan a la cautela. Por no marearnos con muchos números, simplemente miraremos la Deuda Pública.
En este apartado, vemos que 2014 será el año en el que supere el 100 % del Producto Interior Bruto, traspasando el billón de euros. Antes de nada un consejo, no intentemos pasar esa cantidad a pesetas, aunque tengamos una calculadora con muchos ceros, puesto que nos va a pasar como les ocurre a mis rivales en el mus: unas tremendas ganas de llorar, aunque este caso sean de ver el pastizal que debemos.
Pastizal que hará necesario el emitir un total de 244.000 millones de euros de deuda. Lo que va a suponer un incremento de un 18 % sobre el año anterior. Presupuestándose más de 36.000 millones para el pago de intereses.
Bien, hasta ahí los fríos números. Podemos buscar más, pero creo que es mejor que intentemos escarbar debajo de esas cifras, para sacar a la luz (no hablo de electricidad, que ya tocó el otro día) las letras que se esconden tras ellas. Y con ello, intentar determinar si son ciertos los mensajes que nos lleguen por doquier o más bien son elucubraciones y deseos.
Creo que para ello, nada mejor que hacernos tres preguntas simples y claras.
¿Cómo país, debemos más que el año pasado? Claramente sí.
Pese a los recortes y subidas de impuestos ¿estamos reduciendo el déficit público? Claramente no.
A más a más, ¿creemos de verdad que la gente vive cada vez un poco mejor? Claramente no.
Ante tanta claridad, creo que no queda más que concluir, que creo que es cierto que hay una ligera mejoría. Ligera mejoría en la que el final de la travesía aún se ve muy lejos. Y mejoría en fin, que esperemos se consolide a lo largo de este ejercicio y que haga que algunas cuestiones que están todavía sin avanzar, como la reforma de la administración, no se queden en agua de borrajas.
Que la fuerza os acompañe.