He de reconocer que soy un analfabeto musical, no tengo grandes conocimientos de música y cuando la gente se pone a hablar de tal o cual artista, me quedó igual que cuando hablan del hijo del Paquirri, la ex del Jesiulín o la última de las Campos, no me entero de nada.
Ahora bien, si que se lo que me gusta y cuando puedo lo escucho. Así de vez en cuando en el despacho le mando a Alexa que ponga algún concierto de mi agrado.
Entre los mismos, hay un músico por el que siento una gran admiración Joshua Bell, con el que comparto año de nacimiento.
El mismo, el 12 de enero de 2007, dentro de un experimento organizado por el Washington Post, se plantó con una gorillla y su violín Stradivarius (con un valor de casi cuatro millones de dólares) y comenzó a tocar de incógnito en el metro Washington.
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Hasta pasados 57 minutos, nadie le reconoció. La gente pasaba soltaba unos centavos, incluso algún dólar, pero como si estuviera tocando yo (esto igual es exagerado, yo solo se tocar el Noche de Paz y en la armónica).
En ese momento fue cuando una mujer llamada Stacy Fukuyama, le reconoció, hacía dos semanas que había pagado más de 100 dólares por verle hacer lo mismo que hacía allí en la biblioteca del Congreso de los Estados Unidos. Hasta ese instante había recaudado 32 dólares con 27 centavos.
Curioso no. Como nadie sabía que era él, casi nadie la prestaba atención. Una persona que toca ante congresistas y senadores de los Estados Unidos, cobrando a 100 dólares la butaca, con el mejor violín del mundo, pasa completamente desapercibido.
Vemos aquí que la mujer del César en nuestros días, además de ser honrada y parecer honrada, tiene que darse a conocer y que todo el mundo sepa que es la mujer del César.
¿No crees que en el mundo empresarial pasa lo mismo?
¿No crees que por muy buenos que sean tus productos o tus servicios, si la gente no lo sabe y la gente no te conoce, no vas a ser capaz de venderlo en la cantidad y por la cantidad que te mereces?
Creo que hoy más que nunca es imprescindible el ganar autoridad en el mundo de la empresa. Que la gente sepa que eres tú y que estás tocando con un violín de más de 300 años y más de cuatro millones de dólares.
En caso contrario, te verán como vieron a Joshua en el metro.