En capítulos anteriores….el emprendimiento que inició KekoTuber va creciendo, consolidándose como una empresa en todos los sentidos, siempre con el asesoramiento de su cuñado Antoñito.
Keko gruñía con los importes a pagar, pese a que era nimios en relación con su empresa, pero durante el año había compensado a su cuñado y hermana, con 10 días de vacaciones en el Caribe y un fin de semana largo en Londres. Keko aprovechó esas estancias para acompañar a la pareja y a su vez buscar la propia.
El primer año de la actividad de KekoTuber tocó a su fin y llegó el mes de enero como ocurre siempre que finaliza diciembre. Y con enero además de las uvas, de los Reyes Magos y del endurecimiento del turrón blanco, llegó la obligación de realizar la presentación de los impuestos del cuarto trimestre. Antoñito tenía una congoja, que superó hablando con un compañero de trabajo, que le dio la mejor solución para su caso:
- Lo suyo es que tu cuñado con el volumen que mueve constituya una Sociedad. Con eso pagaría menos impuestos y encima al darse de baja él como autónomo, se quitaría a Hacienda de encima.
Dicho y hecho, antes de que el mes finalizara, KekoTuber, S.L. era una realidad y los impuestos de Keko se había presentado con el particular sistema de Antoñito, puesto que, si Hacienda no le iba a molestar, porque se iba a molestar él en cambiar su sistema.
KekoTuber, S.L. comenzó a rodar de la mano de Antoñito experto fiscalista en sus ratos libres y bancario por las mañanas. Lo de tener montada una Sociedad, era un auténtico chollo, siguiendo la recomendación de su compañero, había dado de baja en autónomos a Keko, total tenía 26 años, para que quería pagar Seguridad Social, con la de tiempo que quedaba para jubilarse.
Para Keko todo eran ventajas, se había quitado otro pago todos los meses y estaba realmente sorprendido cuando, a micrófono cerrado hablaba con otros compañeros de profesión y le hablaban de los problemas que tenían con Hacienda y lo que pagaban a sus asesores.
- Pero ¿para qué? Se pregunta él.
Claro que su cuñado, el Antoñito era un hacha y ellos no tenían al Antoñito al mando de sus operaciones. Siguiendo sus consejos, había comprado una nave en las afueras de su ciudad, donde había instalado su empresa, con la idea de aprovechar el espacio sobrante para alquilarlo a otras empresas. Pese a que había acumulado un pequeño sobrante, Antoñito lo había invertido, pidiendo una hipoteca por el importe completo y así tenía más gastos para deducirse.
Pero como a cada cerdo le llega su San Martín, a KekoTuber le llegó el suyo en forma de una notificación de la Agencia Tributaria. Notificación que recibió por no haber presentado el modelo 115 (Retenciones e ingresos a cuenta de rentas o rendimientos procedentes del arrendamiento o subarrendamiento de inmuebles urbanos).
Continuará