Hablábamos la semana pasada de las ventanillas rotas del coche amarillo y en tu negocio. Hoy te voy a contar brevemente otro tipo de ventanillas rotas, aún más sorprendente.
Recientemente estuve haciendo un proceso de selección de personal, como es habitual se recibieron unos 8º 00 currículums.
Por sorprendente que te parezca, descarté más de 200, por algo tan simple como que el nombre y apellidos del aspirante, estaba puesto entero con minúsculas o con mayúsculas. O faltas clamorosas de ortografía en el mail que acompañaban el currículum.
Esto es, quieres optar a un puesto de trabajo, todavía no estás trabajando y ¿en algo tan simple como mandar un correo electrónico o en poner tu nombre y apellidos, ya fallas? Y falló repito casi un 25 % de los aspirantes.
Photo by João Ferrão on UnsplashSinceramente, creo que además de fallar esos aspirantes, es que falla algo en nuestro sistema educativo.
Creo que, en los cursos finales de todas las carreras y estudios de formación profesional, debería haber una asignatura obligatoria de inserción laboral, además de como es obvio dar unas nociones de gestión empresarial y de economía doméstica
En muchas ocasiones los debates educativos se centran en esta o aquella asignatura (religión si, religión no, que si el idioma tal o pascual). Pero se presta muy muy poca atención a esas cosas del día a día, que pueden representar «las ventanillas rotas de una persona, puesto que son fundamentales en nuestra sociedad y que pueden marcar su propio camino..
Que la fuerza te acompañe.